martes, 13 de diciembre de 2011

Charles Baudelaire "Las flores del mal"

La voz

Se encontraba mi cuna junto a la biblioteca,
Babel sombría, donde novela, ciencia, fábula,
Todo, ya polvo griego, ya ceniza latina
Se confundía. Yo era alto como un infolio.
Y dos voces me hablaban. Una, insidiosa y firme:
«La Tierra es un pastel colmado de dulzura;
Yo puedo (¡y tu placer jamás tendrá ya término!)
Forjarte un apetito de una grandeza igual.»
Y la otra: «¡Ven! ¡Oh ven! a viajar por los sueños,
lejos de lo posible y de lo conocido.»
Y ésta cantaba como el viento en las arenas,
Fantasma no se sabe de que parte surgido
Que acaricia el oído a la vez que lo espanta.
Yo te respondí: «¡Sí! ¡Dulce voz!» Desde entonces
Data lo que se puede denominar mi llaga
Y mi fatalidad. Detrás de los paneles
De la existencia inmensa, en el más negro abismo,
Veo, distintamente, los más extraños mundos
Y, víctima extasiada de mi clarividencia,
Arrastro en pos serpientes que mis talones muerden.

Y tras ese momento, igual que los profetas,
Con inmensa ternura amo el mar y el desierto;
Y sonrío en los duelos y en las fiestas sollozo
Y encuentro un gusto grato al más ácido vino;
Y los hechos, a veces, se me antojan patrañas
Y por mirar al cielo caigo en pozos profundos.
Más la voz me consuela, diciendo: «Son más bellos
los sueños de los locos que los del hombre sabio»


miércoles, 30 de noviembre de 2011

El filo de la oscuridad

Y en la tensa espera de la noche, la llama prende el último suspiro que en la vela quedaba tras tanto tiempo encendida. Consumida, se debilita en ella la luz que resplandece en los cristales de las fotos que penden de las paredes. Titila el resplandor bajo fulgor hialino, endureciendo las facciones de los rostros alegres que se encierran en los recuerdos.

Los ojos, como jueces, se mueven al son del baile decadente que la llama ofrece. Cruzándose miradas esquivas como testigos de aquel pecado que deben velar. Resplandece el rocío acumulado entre los pétalos de la rosa contenida entre sus manos, señal de todo el dolor que nunca pudo expresarse. La roja luz palidece al salir por la ventana, crueles ruinas del tiempo pasado.

Allí, a lo lejos, el oro de unos cabellos se torna en plateados hilos de terciopelo que una araña teje entre sollozos. Vence al alba el eterno trabajo, castigo y destino de titanes desdichados. Bajo las ramas de aquel árbol testigo de tantos encuentros. Desnudo, tras tantos acontecimientos, desnudo como tantas otras veces. Mudo vigía de la tensa espera...

"No de otro modo pierde sus hojas el árbol otoñal en torno suyo. No lo siente, y la lluvia, la escarcha y el sol resbalan por su tronco, mientras su vida se retira a lo más íntimo y recóndito. No muere. Espera"
(Juan García)

Ahora sólo queda afrontar el futuro, la perdida batalla frente al tiempo. No hay vencedores, sólo vencidos. Queda mirar al horizonte, donde el brillo del sol sobre los hilos de la telaraña se confunden con la aurora, donde todo se apaga como el ocaso del cirio prendido.

"Ríe, payaso
sobre tu amor despedazado
ríe del dolor que te envenena el corazón"
(Ridi pagliaccio - Pagliacci)

lunes, 7 de noviembre de 2011

El cisne

¿Y tú? A nadie buscas y nada encuentras. Sólo el malestar de la soledad, el frío beso de la nada. Una mirada de hielo que congela tu alma implorante, ardorosa, helada por tantos años. Y que se refleja en la superficie pulida y brillante del espejo formado por la mezcla de lágrimas y restos de ginebra.

Tus labios, ardientes, deseosos de la miel que ellos prometen. Esperando su hora, sabiéndose negados, por tantas personas... Algún día, se prometen, algún día alguien los buscará y ese día se abrirá aquella amapola tardía, aquella flor que nadie quiso. A solas con el mundo, solo sabes disculparte por algo que nunca ocurrió. Seguirás con tu incansable historia de amargura y soledad, mientras todo prospera, radiante, feliz. Lleno de futuro.

Pero entre todo aquel prístino sentimiento, el brillo verde de la esperanza te hace confiar en que aquel cisne que reside en tu corazón, en tu alma ajada, renacerá, terminando con todo el sufrimiento, prometiéndote ese futuro feliz, cálido como un beso.

Y hasta que llegue ese día, el ave permanecerá dormida, en sueño eterno. Con los ojos entornados y el cuerpo yaciente sobre todas aquellas palabras que le sirven de nido. Enterrado bajo el mar de tinta que tantas veces ha inundado tus ojos. Tu cuerpo, como un cruel oráculo, enferma, sabiendo que en otro lugar, alguien abraza a otra persona, olvidando tu existencia. Y tus manos condenadas a abrazar el cadáver para mantener el calor que tanta falta le hace al espíritu animal que encierras dentro de ti...

I feel a decadent poet
Forced to bury his art
forced to bury his own heart
(Elvenking - "The cabal")

Obligado a enterrar todo aquello que sientes, los trozos que aún quedan de tu maltrecho corazón, en aras de salvar a alguien que tiene la llave de tu vida pendiendo en su cuello y su propia salvación al alcance de la mano. 

jueves, 3 de noviembre de 2011

"The Cabal" Elvenking

Se reduce todo mi ser en esta preciosa canción...


I wake up and I feel I was stranded
In a world that hardly represents me
Step by step I collect all my nightmares
Like a modern Renoir I'm painting my life away

Don’t you think that I’m not gonna worry
Don’t you think that I don’t feel sorry
Soon I’ll find my way and I’ll let you know

Sitting down in my room I feel so empty
Staring with lonely eyes at the words I am laying down
With cold blood I swallow all the absinthe that you gave me
That cold winter night

Don’t you think that I’m not gonna worry
Don’t you think that I don’t feel sorry
Soon I’ll find my way and I’ll let you know

I feel a decadent poet
Forced to bury his art – forced to bury his own heart
Under the mud of a pigsty
A cabal of murdered broken hearts
Longing for my bitter taste

Lost you, I have lost you, brother
The strength you hid inside your eyes
Makes me believe I can still live my life
I learnt from the ashes
Of the tears I dropped for all these years
My love is now living, is living for real

I feel a decadent poet
Forced to bury his art – forced to bury his own heart
Under the mud of a pigsty
A cabal of murdered broken hearts
Longing for my bitter taste

lunes, 24 de octubre de 2011

La Sirena

Como si hubiera mirado los verdes ojos de Medusa, convertido en piedra me veo. Una estatua viviente que se mueve, que respira, que necesita alimento y descansar, pero que no siente nada. Con un duro corazón de obsidiana, sufridor amante de todas las desdichas a las que se ve sometido.

Así me encuentro. Mirándome en el espejo y viendo como el tiempo produces sus estragos en mi pelo, en mi piel, cada día más gris, cada día más dura. Preguntándome cuando ha de llegar el momento, cuando será el momento de empezar a sentir todo aquello que las canciones y los poetas prometen.

No creo que seas tú la que deba entregarme aquel tesoro guardado durante tantos siglos. No serás tú, debido a tu comportamiento inhumano. Bestial efigie hasta ahora camuflada en la pérfida sonrisa de los ojos amantes. No creo en tu amor. Has demostrado todo lo contrario durante demasiado tiempo. Tu encanto es tan mortal como el canto de la sirena. Bello rostro y oscuras intenciones...

Lo único que puedo aceptar son tus besos envenenados, como rosas cargadas de ira, colocadas tranquilamente en el borde de un precipicio que amenaza con devorarnos. Reunir todas mis palabras y esparcirlas en el fuego eterno de la condena en la que ahora me encuentro. Poco a poco conseguiré escalar y encontrar la luz. Y de ese modo recuperaré todo el tiempo que he perdido y toda la vida que me has quitado.

domingo, 23 de octubre de 2011

viernes, 7 de octubre de 2011

Rescatado de mi cofre de recuerdos...

Tu recuerdo
se hace fuerte en mí,
y no se va.
Parece como si estuvieras aquí,
retándome con tu mirada,
instándome al deseo.
Pero no puedo, no quiero.

No es por la dificultad,
es por imposibilidad.

Es como atrapar un rayo de sol,
lo tengo entre mis manos,
pero es inasible,
se me escapa de entre los dedos,
como la vida,
pero juega conmigo,
como tú.

¿Acaso crees que no lo sé?
Sé que juegas conmigo.
Pero este juego me gusta,
porque me hace sentirte mía,
aunque no seas de nadie.

Yo lo sé todo.
Sé lo que piensas,
porqué actúas,
que te hace ser tú.
Nada escapa a mi comprensión.
Y sé que eso te asusta.

Sin embargo…
con una oportunidad todo cambiaría,
no hay que temer,
porque, no quiero hacerte daño.

Quiero quererte,
sentirte mía de verdad,
que seamos uno,
uno sólo en comunión.
Que nos fundamos en una maraña de besos,
mis manos y tus manos,
entrelazadas,
hacia el infinito.
eternamente…

Mas tu ansia de libertad,
lo hace imposible.

Libre…
quieres ser libre,
como un pájaro,
como la luz.

Extender tus alas y volar,
sin ataduras, desligada,
y eso no va conmigo.
Más centrado, prudente,
insensato y agitado cuando estoy contigo,
pero paciente y medido
al fin y al cabo.

La imposibilidad me incita,
pero me mantiene a raya.
Una incoherencia, lo sé.
Pero es la realidad.

lunes, 26 de septiembre de 2011

El aleph

¿Cómo he de justificar el comportamiento cruel de este mundo frío y despiadado que me ha tocado enfrentar? Donde los sueños son asesinados por el paso del tiempo. Donde todo se desmorona y las manos que se tienden regresan a su dueño justo cuando nuestros dedos las rozan, como las manzanas de Tántalo.

No puedo entender el dolor al que se ven sometido mis seres queridos. Heridos por la espada que ellos mismos forjaron. Aludiendo al desuso y al óxido, el daño es certero, demasiado real, incluso sin ser intencionado. La misma incomprensión es la que destroza mi interior, como un tigre recién enjaulado que encuentra la libertad al alba. No hay rencor, ni venganza. Hay dolor allí donde miro... Sin culpables, aunque todos velan su pecado.

¿Y yo? Despierto. Atrapado en la nieve que lo cubre todo. Perdido dentro de mi propio laberinto. Cristalino dédalo invisible. Ruín destino que se mofa de mis intentos por avanzar. Y una y otra vez mis pasos se encuentran con la dura pared, que me impide seguir adelante. Y la invisible construcción me permite ver como fuera, todas aquellas personas que se lo proponen prosiguen su ruta... olvidándose de aquel cuya impune penitencia litiga con un futuro cada vez más borroso, completamente diferente al infierno en el que me veo inmerso.

Y sigo soñando que un día ella vendrá a rescatarme, como Ariadna. A liberarme de este laberinto en el que yo mismo soy el Minotauro que me tiene preso. Ella con su benevolente sonrisa, con sus ojos cargados de libertad. Sacrificando el pan y el vino, perdidos en mitad de tantos recuerdos... ella, el ovillo de oro que tanto he soñado. El mayor tesoro que jamás quimera o esfinge ha guardado. Media vida y medio destino, que nunca podrá entrar dentro de este Aleph, dentro del escudo que yo mismo tejí.

Y sin embargo un día soñé que lo conseguía, y fuí la persona más feliz de este mundo, que poco a poco iba floreciendo. Pero la vida con su lívida máscara, se ha encargado de matar a sueños como esos, con el dulce abrazo del vino del estío... con el dulce abrazo del desierto... de la sed de besos

sábado, 10 de septiembre de 2011

viernes, 2 de septiembre de 2011

Melancolía

Qué he de hacer para que el frío manto de la noche no se pose en mi nombre, borrándolo de tus recuerdos. Cómo evitar el cruel desenlace solo reservado para aquellos guerreros que lo pierden todo. Ahora me veo sin lanza, sin escudo, sin poder para enarbolar nuevas palabras. Sin nada que ofrecerte.

Una triste lágrima es lo único que me queda. Una brisa despeinada que desaparece a cada segundo que pasa, marchitándose como yo, lejos de tu voz. Ahora condenado al olvido, tras tanto luchar. Sumido en la derrota, aceptando el cruel final que cae en mí como la espada de Damocles, subyugado al destino inapelable. El juez del dios llamado tiempo.

Bajo el despojo que queda cuando muere el verano. Bajo este frío y ceniciento cielo, una solitaria estrella señala a mi corazón. Solitario y pendenciero, guardián oscuro de obsidiana. Inerte, inerme, cautivo y desolado. Que suspira...

Y aún así... un leve recuerdo tuyo hace florecer en mí una sonrisa...

lunes, 29 de agosto de 2011

La pared

Como esperar algo que sabes que nunca va a llegar. Como forzar a tu corazón a aceptar una noticia que tu alma no podrá soportar.

Se erige ante mí la palpitante pared que separa nuestras almas. A veces derretida, hoy firme y recia. Dispuesta a desafiar con su dureza el más mínimo anhelo o deseo. Aspiraciones que suspiran, desenterrando viejos fantasmas. Desechos de sentimientos. Emociones malheridas como albinas polillas de invierno. Frágiles figuras de vítreo semblante, quebradas de olvido.

Y la pared, cuyos ladrillos encierran osamentas de miles de te quieros. Ruinas de aquel palacio prometido en el ebrio delirio de un corazón que ansía libertad, protección, comunión con otro por igual.

La pared, yugo y laberinto, paraíso y edén. Jardín de las Hespérides, morada de desdichas y manzanas doradas, cargado de rosas envenenadas, embriagadas de aquel olor que resucita quimeras, las amamanta y serena. Disfraza de sirenas, condena al sufrimiento.

La pared, aquella pared donde reposo, olvidado, desprendido, condenado, cautivo y libre, preso y desterrado.

"who will trade his karma for my kingdom 
a sacrificial rite to render truth
the fire in my soul rejects my wisdom
cause all you do in life comes back to you"
(Kamelot - Karma)

Quién aceptará mi destino, se ofrecerá voluntario para sufrir. Para abrazar al olvido y la tristeza. Quién osará salvar un reino condenado, sólo salvado por un beso que cada vez está más lejos...

domingo, 7 de agosto de 2011

¿Quién dijo que la emoción no era motivo de risa?

La telaraña

La telaraña

Como un brillante hilo gris que me surca,
una araña que teje en mí su tela,
perdida en el mar la extraviada urca,
ruge el viento y deshace la vela.

Sentimiento, ah, que ya he perdido,
a tu amor nunca más me veré atado,
es una meta vil que me ha vencido,
una oportunidad ruin que no me has dado.

Y la eminente araña zurce y deshila,
como Penélope, esperando ansiosa
una brisa que amanse el agua, tranquila,
pero la mar se crece, tempestuosa,

y el barco deambula a la deriva,
como yo, sin tu compañía expiativa,

sin tu cálido amor, que odio y anhelo,
que me sume en paz, mata mis desvelos
y me ata a una red de tercipelo.

(Soneto inglés con estrambote)

viernes, 29 de julio de 2011

"Nada es imposible", Skizoo

Hay tantas formas de ser, 
como enigmas bajo el mar. 
Conciencias libres, 
que pesan cada vez más. 
Hay tantas formas de hacer 
de este mundo algo demencial, 
que a veces me asusta. 

Hay tantas formas de fe, 
como señuelos que alcanzar. 
Conejos blancos que Alicia 
deja escapar. 
Hay tantas formas de ver, 
este mundo irracional, 
que a veces me abruma. 

Todavía podemos pedirnos perdón 
y hacer de esta vida un invento mejor, 
nada es imposible si rompes cadenas. 
Todavía no es tarde para el corazón, 
que puede elevarte a un nivel superior, 
nada es imposible si orientas tus penas 
al sol. 

Hay tantas formas de arder, 
como maneras de estallar. 
Sucesos que no nos dejan de 
salpicar. 
Hay tantas formas de hacer, 
de este mundo algo demencial, 
que a veces me asusta. 

Todavía podemos pedirnos perdón 
y hacer de esta vida un ensayo mejor, 
algo invencible corre por tus venas. 
Todavía no es tarde para el corazón, 
que puede elevarte a un nivel superior, 
nada es imposible si orientas tus penas 
al sol. 

Hasta dónde vamos a llegar, 
dímelo tú, que ya no soy capaz. 
Verme en ti me sabe fatal. 
¿Hasta cuándo vamos a esperar 
a que esta luz aporte claridad? 
Apenas sé diferenciar, entre el bien 
y el mal.

Fragmento "El Profeta", Khalil Gibrán


EL DOLOR
Y una mujer pidió: Háblanos del Dolor. Y él dijo:
Vuestro dolor es la ruptura de la celda que encierra vuestra comprensión.
Así como la semilla de la fruta debe romperse para que su corazón se muestre al sol, así debéis vosotros conocer el dolor.
Y, si pudiérais mantener vuestro corazón maravillado ante los diarios milagros de la vida, vuestro dolor no os pareciera menos prodigioso que vuestra alegría.
Y aceptaríais las estaciones de vuestro corazón así como habéis aceptado siempre las estaciones que pasan sobre vuestros campos.
Y esperaríais con serenidad a través de los inviernos de vuestra pena.
Mucho de vuestro dolor es elegido por vosotros mismos. Es la porción amarga con la que el médico que hay dentro de vosotros cura vuestro ser enfermo.
Por tanto, confiad en el médico, y bebed el remedio en silencio y tranquilidad; porque su mano, aunque dura y pesada, guiada está por la tierna mano del Invisible.
Y el vaso con que brinda, aunque queme vuestros labios, ha sido moldeado de la arcilla que el Alfarero ha humedecido con sus propias lágrimas sagradas.

martes, 19 de julio de 2011

martes, 12 de julio de 2011

La despedida

Apenas quedan unas horas para que aquello que tanto temíamos se haga realidad. Apenas unas horas para despedirnos, irremediablemente.

Podemos estar seguros que ese adiós romperá en mil pedazos nuestros corazones, pero poco a poco, con cada palabra que nos dediquemos, cada recuerdo que brote de entre las sombras, cada anécdota revivida, se unirán aquellas partes. Y esas cicatrices nacientes no serán sino nuestros nombres tejidos a fuego en nuestra piel, tatuados con nuestra sangre. Dulces hojas de una hiedra que nos besa las mejillas.

Paso a paso, llegamos a este punto. Temerosos. Confiados. Con cautela y miedo. Pero debemos ser fuertes. Mirando hacia atrás sólo lo justo, orgullosos de todo aquello que fuimos, de todo lo que seremos. Porque esto no acaba aquí. Aunque nos despidamos.

No dudes nunca de que te he querido, de que te quiero.

No podría habértelo dicho si no fuera verdad. No llores. No derrames una lágrima por mí. Te estaré esperando. Aquí, en mitad del jardín que construimos, regando aquella madreselva que dio los frutos de todo el cariño que nos tenemos.

No llores. No sufras por mí. Tenemos que enfrentarnos a esto aunque tengamos miedo. Los vínculos forjados no podrán desaparecer, fundiéndose en la nada, por mucho que hayamos sufrido. Mira el horizonte que se dibuja.

¿Ves aquella estrella? Es el símbolo de lo que tenemos. Cada vez que te sientas mal, podrás ver como brilla para reconfortarte. La distancia no es óbice para que esto termine.

No llores. No debes sufrir. Yo siempre estaré ahí, esperándote. Cuidando de ti...

viernes, 8 de julio de 2011

La espera


Simplemente hay veces que no me entiendo. Me tengo aquí, colgado de las estrellas, esperando algo que no sé si quiero. Pendiente del más mínimo detalle que cumpla y revele el postrero deseo que mis propios anhelos han formulado.

Temeroso. Leyendo y recitando todas las palabras de aquel tácito contrato que yo mismo rompí hace tiempo. Deseoso. Nervioso porque mi futuro se vea grabado, aunque sea en una lápida. Una ruin piedra que firme mi testamento, mi esquela y mi canto de cisne.

Ahora que las estrellas me llaman y yo las sigo con los ojos perlados, ahora, es cuando más seguro estoy de todo lo que me rodea. Cómo no estarlo. Nunca nadie elige la segunda opción. No voy a ser yo menos.

Queda sólo la espera. La espera que en cualquiera de los casos terminará por medrar en mi interior en forma de cruel sufrimiento. Devónico malestar. Prístina oquedad de mi alma que se verá inundada del mismo río de sal que brota desde mis mejillas.

Queda sólo la solemne espera. Liturgia mística que ceremonia este instante. Con aquella estrella que brilla magnánima, apiadándose de mi alma, mientras yo sé que con el canto ardoroso de aquellas voces, una grieta se forma en mi rostro y se pierden por ella todas mis nimias esperanzas...

martes, 5 de julio de 2011

Orpheus

Me perdí en el paraíso efímero de aquel beso que nunca nos dimos... Prendido de tus labios, hirientes y dulces, como una espada de miel que me atraviesa el corazón, lacerando la piel, suturando la herida.

En mitad de mis oscuridades, tu belleza brota como aquella rosa nocturna, cuyos pétalos ungen mi piel, sumiéndome en el dulce ensueño que me produce una simple caricia.

Rocío noctívago que medra en las estrellas, dejando aquel aura que forma tu cuerpo, impregnando mis recuerdos en tu aroma, en tu sal, en mi llanto. En mis noches más oscuras.

Cruel destino, el que me hace no tenerte, viéndote cada vez más lejana, difusa en mis anhelos, oscura e insegura junto a mí. Yo, que como aquel caballero me enfrenté a tantos demonios ajenos, dejando que los propios colonizaran mi espíritu ennegreciendo mi alma. Yo, que ahora no sé defenderte de todo lo que te aflige.

Épica batalla no afrontada. Por miedo desertada, perdida, infructuosa. Ávida de sangre empobrecida, rica en lágrimas ofertadas en tributo efímero a unos dioses que me niegan.

Desterrado anacoreta. Exiliado cenobita. Ermitaño de tu nombre. Perdido en la nave que surca aquellos mares desconocidos, esbozados sólo por extraños aventureros que destrozan las aguas con sus barcos, desgarrando las olas. Dejando un reguero negro de pasión, sangre de alquitrán desposeida. Negros ojos de oscuras almas.

Es la indecible cita. La frase no pronunciada. Un te quiero que expira. Una declaración que se diluye en el océano, en el vasto azul, en las estrellas, en los abismos... Frenesí cinegético de monstruos y sirenas. De sinrazones. De incomodidades...

Si pudiera decir todo aquello que siento. Si pudiera explicar todo lo qe mi alma grita. Si supieras que todo aquello que escribo, va dedicado a ti...

lunes, 4 de julio de 2011

viernes, 1 de julio de 2011

La última flor


Sólo tu amor no es suficiente. De pie, frente al acantilado que lleva nuestro nombre, recojo la flor que crece ante mis pies. Una flor que huele a ti. La última flor. Un mísero paso en falso y la hubiera pisado, pero algo en mi me hizo frenar. Hasta siendo descuidado protejo nuestro reino.

Pero tú... Tú pareces no estar dispuesta a hacerlo. No fuimos nunca nada más que amigos y
nunca pretendí otra cosa. Sin embargo te quise como a nadie. Como las hormigas a aquel verano que nunca tuvieron. Para mí tu amistad significaba tanto y ahora...
Yo quise comprobar lo que sentías, cansado de esperar siempre aquella llamada que nunca llegó. Me alejé un momento, camuflado, volando sobre ti como un diente de león. Procurando no abandonarte nunca, aunque mi presencia fuera leve. Intentado estar ahí si lo necesitabas, pero sin dejarme ver. Fantasma protector que te acompañaba.

Pero tú... Tú dejaste que poco a poco, mi reflejo se fuera marchitando. Mi voz, mis manos, mi cuerpo que intentaba abrazarte, se fueron borrando poco a poco, transformados en brisas vanas que viajaban con tu estela de bondad, con tu aura de cariño. Y un brillo verdoso, del color de los ojos de la madre tierra, se aferraba a los tuyos. Perenne anhelo de que me recordaras.

Ahora me preguntas y me buscas, sin saber nuestro pecado. Sin conocer de nuestra falta. Ajena al problema. Ignorando todo lo que por mi cabeza ha pasado. Y no te importa. O no lo demuestras. Intentas arreglarlo todo con abrazos. Sin hablar. Pero tu amor solamente no es suficiente.

Y si miras las fotografías que nos hicimos en los días felices, apareces sola, sin saber cómo, sabiendo que alguien estaba allí contigo, sin conocer quién o sin desearlo, y una figura borrosa te brinda un flor desde aquel marco. La última flor, aquella que huele a ti....

lunes, 27 de junio de 2011

jueves, 23 de junio de 2011

La misma historia de siempre


"No puedo más. Tengo que salir a despejarme. Estar aquí encerrado me está matando. Esta cueva donde no llega la luz no es nada buena para mí salud. ¿Pero a donde ir? ¿Qué puedo hacer? Demasiado estrés para quedarme solamente en casa"

Encendió un cigarro a la vez que cerraba la puerta del portal.

"Le llamaré a él. Siempre ha estado ahí cuando lo he necesitado. No creo que tenga problemas en escuchar un poco mis quejas. Sino hablo con alguien esta sinrazón acabará matándome. Esta puta soledad me volverá loco. Encima no tengo ni un duro, no puedo parar en el bar y tomarme esa cerveza que tanto bien me haría"

Suena un tono.

"¿Y si me dice que no puede? ¿O quiere ir a cenar? No puedo. Me quedan.... (abre la cartera) genial, dos euros"

Segundo tono

"Bueno, mejor no sacar el tema... sólo con hablar un poco creo que tendré bastante... además, con ese dinero... al menos una caña puede caer. Porque nunca le diré como están las cosas en casa. Es mi amigo, pero... no eso nunca. Mis problemas económicos son míos"

Tercer tono... descuelga

-¿Oye que pasa?
-¿Qué tal rebonico? ¿Dónde andas?
-Pues en la calle, que acabo de salir del trabajo y me he encontrado a estos. ¿Vienes o qué?
-Dame cinco minutos

Cuelga

"Menos mal. Qué bien me vendrá desahogarme. No aguanto más esta agonía. Si alguien supiera todo lo que me pasa por la cabeza. Si alguien supiera la mitad de lo que me pasa... se quedaría helado"

Al cabo de un rato llegó a su destino.

-Menos mal que has llegado. ¿Qué entramos a comer?
-A comer... si claro (... ¿qué hago?...) ... en realidad no. He estado muy liado sólo quería dar una vuelta y despejarme...
-¿Y para eso te esperamos? Ja ja
-Si, ja ja

Se despide. "Genial, lo que me faltaba. El típico comentario que me viene bien ahora. ¿Por qué buscar a alguien que me comprenda? Al fin y al cabo yo mismo soy el único que sabe lo que siento. Nadie se da cuenta de lo que me pasa. No sé ni porqué lo intento... es la misma historia de siempre"

lunes, 20 de junio de 2011

Pido silencio

Decía Pablo Neruda,

"Ahora me dejen tranquilo,
ahora se acostumbren sin mí,
yo voy a cerrar los ojos
y sólo quiero..."


Quiero tantas cosas... quiero no olvidar nada. Quiero que no me olviden. Quiero ser valiente y tomarte de la mano. Quiero ser cobarde y esconderme entre tus brazos. Quiero saber que alguien sonreirá cuando recuerde mi nombre. Quiero ser yo el que por una vez sonría. Quiero que todo el mundo sepa que no podré olvidaros.

Quiero que tú sepas, rebonica, que has marcado mi vida, acompañándome en cada viaje, y lo menos que yo puedo hacer es consolarte cuando te sientes perdida.

Quiero que sepas que tú, amigo mío, me has rescatado cuando más lo necesitaba. Me has brindado apoyo y cariño en los momentos más difíciles. Quiero que sepas que te debo tanto...

Quiero que sepas, hermanita, que nunca imaginé que podría romperse mi alma el único día que te vi llorar. Te prometí no alejarme nunca, y pienso cumplirlo.

Quiero que sepáis, amigos de las letras, que vuestra constante atención es la que me hace entrar aquí cada día, y regalaros todos los versos que se me ocurren.

A vosotros, quiero deciros que espero no defraudarme con vuestro comportamiento. Quiero que esto sea una despedida, no un "no nos conocimos".

A los hipócritas y los desterrados, que os trataré con el mismo desprecio e inquina con el que me tratasteis.

A ti, querida, me duele decírtelo, pero ya nada es igual. Se llenó mi corazón de un vacío extraño. Algo que nunca podrás llenar con tus abrazos. Una herida profunda que debe cicatrizar. No sé por cuanto tiempo.

A ti, sólo decirte que ojalá te hubiera conocido antes. Mucho antes, porque siento como si el vínculo aún no fuera lo suficientemente fuerte...

Al amor desatendido, pedirle perdón por mi falta de valor. Por los intentos de besos velados, por las caricias disfrazadas. Nunca seré capaz de decirte que te quiero si tu pasado es más fuerte que yo.

A los recién llegados, bienvenidos y ojalá no os marchéis nunca. Y por último, a los que han vuelto, que ojalá nunca se hubieran ido...

No todo está perdido...

...aunque a ves lo parezca. Busca la parte buena de las cosas. Si alguien te defrauda, te darás cuenta de que hay muchas personas que no harían eso nunca...

jueves, 16 de junio de 2011

En lo más íntimo...

Deseo poder tenerte entre mis brazos y susurrarte al oído lo mucho que te quiero...

No, no deseo eso. Deseo desvestir uno a uno los pétalos que forman la rosa de tus labios. Arrancarte la ropa a tiras y sentirte mía de verdad. Perderme en tu cuerpo y en tu boca, en tu profundo océano, donde poder mostrar el leviatán que llevo dentro. Rozar tu torso y entonar la sinfonía de la vida, a coro con todo aquello que guardamos en la caja de música que espera una vez más liberar todos los males de la tierra.

Ser uno con tus labios, atrayentes y adictivos, que con una solitaria mirada me dicen todo.

Me miro al espejo y veo reflejados tus ojos, prometiéndome el paraíso, un edén inalcanzable, reservado para aquellos merecedores de las doradas manzanas del Sol. Jardín de las Hespérides inapelable. Elisios campos de pasión desenfrenada.

Sin embargo es imposible. No eres mía, ni lo serás. Te veo atada, asida a los albos lirios, sangrando versos, suspirando y gimiendo, sola, presa de recuerdos que te hacen daño.

Y yo, con la espada de miel y fuego, lejano en mi cenobítica montaña, esperando una señal del universo que me inste a salvarte. Nómada de tus ojos, aislado anacoreta incapaz de entender lo que todo el mundo pretende decirme. Y si veo un mísero rayo de luz, un débil rescoldo que poder avivar para inflamar tu corazón con mi nombre, la cicatriz que se ha formado en tu alma me obliga a templar todos mis deseos. El fantasma de tu pasado y de mi presente me frena, apelando a los poderes primigenios, transformándome en un ciclópeo titán de obsidiana por la mortal gorgona que me abraza y reconforta.

El demonio cetrino me llama y abraza, donándome un cinéreo presente de nuevo en la cima del promontorio donde mi sagrado templo me espera. Yo recapacito y pienso que puedo ofrecerte mucho más, pero tú le entregas tus labios, él calma sus deseos, yo sufro en la agonía del silencio y tu herida no se cura...


"Si algún día vuelve Dios,
sin pensar le rogaría,
un milagro para los dos,
que nos cure esta herida.
Si algún día vuelve Dios,
en ti yo me perdería."
(Skizoo, "Algún Día")

Discurso

Hoy haciendo un gran esfuerzo, dado el emotivo momento en el que nos encontramos, dejaré de ser yo por unos instantes. Aunque más bien seré ese yo que apenas conocemos, ese Ricardo serio y entregado, seguro de sí mismo y capaz de decir un texto sin encadenar decenas de chistes. Ese que todos somos, ese que todos esperamos.

¿Cómo empezar a describir todo lo que sentimos? ¿De qué manera puedo yo, en un humilde gesto, plasmar en este pequeño discurso todo aquello que nos pasa por la mente? Son momentos duros, momentos difíciles. Como cada vez que se termina una etapa, y muy señores míos, esta etapa, por mucho que nos cueste afrontarlo, ha acabado.

Después de cinco años, aquí nos vemos. Ya mayores y maduros. Con las ideas asentadas y el corazón mucho más fuerte. Un corazón que ahora se deshace en pequeños trozos para acompañar a todos aquellos que durante estos cinco años han formado parte de nuestra vida. Todos aquellos que nos han acompañado en este viaje, un viaje plagado de risas y de desengaños, de momentos buenos y momentos malos, de exámenes, de fiestas, de interminables horas entre clases y prácticas o viceversa, de sesiones de desahogo en la cafetería, en el pasillo, en mil y un bares…

Son momentos que nunca podremos olvidar. Y aunque peque un poco de extremista, son los momentos que siempre recordaremos. Por que aquí un servidor, aparte de aprender, ha vivido. En esta universidad, en este magnífico campus, se ha encontrado a sí mismo, a sí mismo y a todos aquellos que le han formado, no solo como profesional, sino como persona. Y no hablo sólo de los alumnos, sino también de los profesores, que merecen un muy sentido aplauso por su inagotable paciencia y por su perseverancia. Ellos nos han formado. Ellos nos han enseñado todo lo que sabemos...

Dicho esto, no olvidar a cada uno de mis compañeros. Aquí hemos tenido la suerte de encontrar a personas maravillosas y sería muy presuntuoso de mi parte afirmar que me llevo 56 amigos, porque no es así, todos lo sabemos. Sin embargo, cada uno sabe cual ha sido su rol en mi vida, más lejano o más cercano, más amigo o enemigo. Y me gustaría que tuvierais claro que más allá de todo lo pasado, sería imposible para mí olvidaros.

Sería imposible olvidaros porque me llevo muchísimos recuerdos conmigo. Cada una de las horas que hemos pasado juntos me ha hecho mejor persona. Me ha marcado en lo más íntimo. Ha dado forma a mi corazón y a mis sentimientos. Ha sido el mejor regalo que estos cinco años me han podido hacer.

Sería imposible olvidar esas fiestas hasta las tantas de la madrugada. Esas tardes de cervezas. Esas mañanas de tostadas. Las excursiones al centro para comernos esos molletes de jamón. Los congresos desfasados. La semana de Riviera Maya. Cada una de las excusas que hemos buscado para estar más cerca unos de otros, labrando este vínculo que ahora nos une, forjado con el metal con el que se hacen los sueños, con lo que están hechas las esperanzas. Cada vez que recuerdo esos momentos, me aterra más lo que estamos viviendo. Esta horrenda despedida.

Porque, sí lo sé, seguiremos viéndonos, o al menos lo intentaremos. Pero no será lo mismo. Ahora solamente nos queda ser valientes. Afrontar esta despedida no como un adiós, sino como un hasta pronto.

Un hasta pronto, porque aunque nuestros caminos se bifurquen y estemos anegados en la incertidumbre de saber qué será de nuestras vidas, podemos estar seguros de en alguna parte, a dos metros o a centenares de kilómetros, alguien estará cuando lo necesitemos. Alguien dibujará una sonrisa cuando escuche palabras como cenote o mapache. Porque además de la banda de egresados y de la orla, llevamos una mochila cargada de recuerdos. Imborrables e imperecederos.

Y como me dijo aquél gran filósofo llamado Chiscovié “Habrá que disfrutar del momento y alegrarse de que nos dé pena terminar esta etapa, porque peor sería terminarla impasible. Tú me entiendes, sería una pena no darme pena!”

Sería una pena despedirnos con una lágrima, sería una pena no darnos cuenta de que aún estando lejos, estamos cerca. Sería una pena no poder cerrar esta etapa y vivir en el pasado. Sería una pena no abrir nuestras manos y abrazar el futuro que nos espera.

Y no quisiera despedirme sin antes pediros un favor. Aunque no os pueda pedir que no lloréis, porque no todas las lágrimas son amargas, lo que si puedo pediros es que, al menos, a la vez que nos despedimos, una sonrisa aflore en vuestra boca. Una sonrisa que espero sea la firma de estos cinco años.

Muchas gracias.

miércoles, 8 de junio de 2011

El graduado

Y en menos de 3 horas empieza mi graduación. Uno de los días más importantes de mi vida. En breves colgaré un estracto de mi discurso. Ojalá salga todo bien.

martes, 31 de mayo de 2011

El mayor terror

Siento un miedo tremendo a que me abandones.

No sé que sería de mí si un día ya no estuvieras. Sé que algún día me dejarás, pero no podría soportar que fuera así, de repente, sin avisar.

No imagino que de impreviso me niegues tus caricias y tus abrazos. Que me dejes solo en esta vida, privado de tu compañía, sin tu hombro para llorar. Sin esa sensación de seguridad cada vez que escucho tu voz. Sin ese miedo extraño que me da defraudarte. Sin esas ganas constantes de saber que te enorgulleces de mí.

Qué sería de mí si mañana me levanto y no estás.

Siento un miedo tremendo a que me abandones.

La oscuridad del silencio

No sé como podré vivir sabiendo que odio a las cuatro quintas partes de la gente que conozco. Debo dar gracias a Dios de conocer a muchísima gente. Puede que demasiados.

Pero gracias a ellos (o por su culpa, según se mire) llevo dos semanas intentando comprender qué es lo que funciona en mi cabeza, qué siento y que deseo. Y, aunque todavía no lo he encontrado de lo que si puedo estar seguro es de lo que no siento y lo que no deseo.

Esos malditos silencios, que no se pueden llenar con palabras porque son demasiado profundos. Esos malditos silencios que no hacen más que recordarnos que todo aquello que teníamos, aquel jardín mío, nuestro, aquella maravilla que ambos construimos con las manos y con el solo poder de nuestros anhelos, aquello que tanto quisimos se muere lentamente, como nosotros mismos, que vemos como nos alejamos irremediablemente el uno del otro. Quedando eso, silencio.

Y qué hacer ahora que nuestros caminos se bifurcan. Qué no hacer. Pero lo más importante, cómo puede ser que en lugar de querer guardar todos nuestros recuerdos lo que más me apetezca sea enterrarlos como si de una nao vikinga se tratara. Como evitar acercar la cerilla que prenderá lo poco que queda de nuestros corazones, quizás en un vago intento de inflamarlos, quizás sólo para terminar con la oscuridad de esos malditos silencios...

miércoles, 25 de mayo de 2011

jueves, 19 de mayo de 2011

Hundimiento e ira

Anegado en lo más íntimo, intento enfrentarme a todos mis demonios. Aquellos que me machacan cuando más débil y me siento y más fuertes son cuanto más fuerte soy yo.

Hay veces que el mundo te da la espalda, que te ves maldito por alguna fuerza sobrenatural ajena a ti mismo y cuando intentas hacerle frente, ves como su inmensa sombra oscurece la luz más poderosa.

En esos momentos de soledad impuesta es donde tu alma llora, mortalmente, deshaciendo lo más profundo de tu interior, desdibujando las sonrisas. Osas sonreir siquiera un momento, pero las miradas se clavan en tu cuerpo, como dardos envenenados, derritiendo los anhelos de resurgir entre las cenizas. Y lo peor es que nadie te mira.

Vas a lugares plagados de gente, donde se había requerido tu presencia y sólo puedes enviar un leve fantasma de tí mismo. Ese fantasma es más tu que nadie, pero no parece cumplir su cometido.

Y luego, en el hundimiento de la soledad, lloras de rabia contenida, rogando una mano amiga que seque tus mejillas, con sus manos, con sus brazos, con sus labios, con una caricia, con un abrazo, con un beso... Pero nunca hay nadie, sobretodo si ya te has despedido...

La ira no puede acompañarte en tu soledad, y la soledad te llena de ira. Esclavo en un circulo vicioso, que cava tu esférica tumba, donde al final, cuando tu corazón ya no puede exudar más lágrimas, reposas, tranquilo, dormido como un niño pequeño.

viernes, 6 de mayo de 2011

El cambio

Hace un tiempo, tomando unas cervezas con unos amigos, jugueteaba yo sutilmente con una cajetilla de tabaco que había sobre la mesa. Es una de mis manías, siempre que tengo algo entre las manos, lo giro y muevo, como si de un tiovivo se tratara el objeto.

En una de esas pausas digresivas que se toman en las conversaciones, uno de tantos silencios que llenan cada uno de los momentos de nuestra vida, leí lo que rezaba ese cartel premonitorio que viene ahora en los paquetes de tabaco. Cual fue mi sorpresa al ver que esos mensajes, siempre descafeinados y llenos de leves acusaciones, se tornaban ahora en guerreros míticos, cargados de palabras enormes y afiladas, como si de un gran mandoble se tratara.

Ahora, fumar ya no puede matar, directamente mata. "Fumar mata" decía a gritos esa cajetilla, y yo podía ver como a cada calada, los comensales de aquella cena de los idiotas iban consumiéndose un poco más a cada momento.

Desde aquel momento, lo miro todo con mucho más cuidado. Lo contemplo todo con esa parsimonia que intento sea mi huella. La mirada contemplativa que sopesa cada uno de los gestos, silencios, palabras y movimientos que hacen mis interlocutores, que se producen a mi alrededor. Ahora miro con respeto las hojas que me asaltan cuando paseo, o escucho con ávida atención los henchidos gorjeos que las aves pregonan en su vuelo.

Esa máxima atención es señal de que algo ha cambiado. Algo ha cambiado en mí. Un periodo se acerca peligrosamente a su fin, y yo debo estar preparado para combatirlo. Ahora debo enfrentarme al nuevo futuro que se abre ante mí, como una tierna flor que desea ser enarbolada hacia el firmamento plagado de estrellas, preguntando por su lugar.

Y no debo tardar demasiado en darme cuenta de que ese brote magnífico que se abre ante el mundo, soy yo.

miércoles, 4 de mayo de 2011

Eris

Te odio a ti.

A ti y a todo lo que representas


Te odio por no ser mía.

Por haberte transformado en lo que soy.

Un ser dependiente.

Alguien que te necesita.


Porque ahora no sé vivir solo.

Quiero que me mires,

que me mimes,

que me abraces y me beses.

A mí, sólo a mí.


Me has convertido en un ser egoísta.

En alguien que te busca en todas partes.

Alguien que pone su alma en cada mirada.

En cada batida a ninguna parte.

Para encontrarte,

a ti,

siempre desaparecida.


Alguien que te busca en cada palabra,

en cada mirada distraída,

en cada suspiro y estrella.

En la tempestuosa neblina

de un mañana incierto.


Alguien que no sabe encontrarte…


Por eso te odio,

porque te extraño a mi lado,

y tú…

tú no lo ves.


Porque se desgarra mi corazón

cada vez que veo tu retrato,

porque lloro como un niño

cuando no estás…


Algo en mi ha nacido

y me ha cambiado.

Con tu amor me has matado,

por eso te odio…

por no saber amarte…