lunes, 27 de junio de 2011

jueves, 23 de junio de 2011

La misma historia de siempre


"No puedo más. Tengo que salir a despejarme. Estar aquí encerrado me está matando. Esta cueva donde no llega la luz no es nada buena para mí salud. ¿Pero a donde ir? ¿Qué puedo hacer? Demasiado estrés para quedarme solamente en casa"

Encendió un cigarro a la vez que cerraba la puerta del portal.

"Le llamaré a él. Siempre ha estado ahí cuando lo he necesitado. No creo que tenga problemas en escuchar un poco mis quejas. Sino hablo con alguien esta sinrazón acabará matándome. Esta puta soledad me volverá loco. Encima no tengo ni un duro, no puedo parar en el bar y tomarme esa cerveza que tanto bien me haría"

Suena un tono.

"¿Y si me dice que no puede? ¿O quiere ir a cenar? No puedo. Me quedan.... (abre la cartera) genial, dos euros"

Segundo tono

"Bueno, mejor no sacar el tema... sólo con hablar un poco creo que tendré bastante... además, con ese dinero... al menos una caña puede caer. Porque nunca le diré como están las cosas en casa. Es mi amigo, pero... no eso nunca. Mis problemas económicos son míos"

Tercer tono... descuelga

-¿Oye que pasa?
-¿Qué tal rebonico? ¿Dónde andas?
-Pues en la calle, que acabo de salir del trabajo y me he encontrado a estos. ¿Vienes o qué?
-Dame cinco minutos

Cuelga

"Menos mal. Qué bien me vendrá desahogarme. No aguanto más esta agonía. Si alguien supiera todo lo que me pasa por la cabeza. Si alguien supiera la mitad de lo que me pasa... se quedaría helado"

Al cabo de un rato llegó a su destino.

-Menos mal que has llegado. ¿Qué entramos a comer?
-A comer... si claro (... ¿qué hago?...) ... en realidad no. He estado muy liado sólo quería dar una vuelta y despejarme...
-¿Y para eso te esperamos? Ja ja
-Si, ja ja

Se despide. "Genial, lo que me faltaba. El típico comentario que me viene bien ahora. ¿Por qué buscar a alguien que me comprenda? Al fin y al cabo yo mismo soy el único que sabe lo que siento. Nadie se da cuenta de lo que me pasa. No sé ni porqué lo intento... es la misma historia de siempre"

lunes, 20 de junio de 2011

Pido silencio

Decía Pablo Neruda,

"Ahora me dejen tranquilo,
ahora se acostumbren sin mí,
yo voy a cerrar los ojos
y sólo quiero..."


Quiero tantas cosas... quiero no olvidar nada. Quiero que no me olviden. Quiero ser valiente y tomarte de la mano. Quiero ser cobarde y esconderme entre tus brazos. Quiero saber que alguien sonreirá cuando recuerde mi nombre. Quiero ser yo el que por una vez sonría. Quiero que todo el mundo sepa que no podré olvidaros.

Quiero que tú sepas, rebonica, que has marcado mi vida, acompañándome en cada viaje, y lo menos que yo puedo hacer es consolarte cuando te sientes perdida.

Quiero que sepas que tú, amigo mío, me has rescatado cuando más lo necesitaba. Me has brindado apoyo y cariño en los momentos más difíciles. Quiero que sepas que te debo tanto...

Quiero que sepas, hermanita, que nunca imaginé que podría romperse mi alma el único día que te vi llorar. Te prometí no alejarme nunca, y pienso cumplirlo.

Quiero que sepáis, amigos de las letras, que vuestra constante atención es la que me hace entrar aquí cada día, y regalaros todos los versos que se me ocurren.

A vosotros, quiero deciros que espero no defraudarme con vuestro comportamiento. Quiero que esto sea una despedida, no un "no nos conocimos".

A los hipócritas y los desterrados, que os trataré con el mismo desprecio e inquina con el que me tratasteis.

A ti, querida, me duele decírtelo, pero ya nada es igual. Se llenó mi corazón de un vacío extraño. Algo que nunca podrás llenar con tus abrazos. Una herida profunda que debe cicatrizar. No sé por cuanto tiempo.

A ti, sólo decirte que ojalá te hubiera conocido antes. Mucho antes, porque siento como si el vínculo aún no fuera lo suficientemente fuerte...

Al amor desatendido, pedirle perdón por mi falta de valor. Por los intentos de besos velados, por las caricias disfrazadas. Nunca seré capaz de decirte que te quiero si tu pasado es más fuerte que yo.

A los recién llegados, bienvenidos y ojalá no os marchéis nunca. Y por último, a los que han vuelto, que ojalá nunca se hubieran ido...

No todo está perdido...

...aunque a ves lo parezca. Busca la parte buena de las cosas. Si alguien te defrauda, te darás cuenta de que hay muchas personas que no harían eso nunca...

jueves, 16 de junio de 2011

En lo más íntimo...

Deseo poder tenerte entre mis brazos y susurrarte al oído lo mucho que te quiero...

No, no deseo eso. Deseo desvestir uno a uno los pétalos que forman la rosa de tus labios. Arrancarte la ropa a tiras y sentirte mía de verdad. Perderme en tu cuerpo y en tu boca, en tu profundo océano, donde poder mostrar el leviatán que llevo dentro. Rozar tu torso y entonar la sinfonía de la vida, a coro con todo aquello que guardamos en la caja de música que espera una vez más liberar todos los males de la tierra.

Ser uno con tus labios, atrayentes y adictivos, que con una solitaria mirada me dicen todo.

Me miro al espejo y veo reflejados tus ojos, prometiéndome el paraíso, un edén inalcanzable, reservado para aquellos merecedores de las doradas manzanas del Sol. Jardín de las Hespérides inapelable. Elisios campos de pasión desenfrenada.

Sin embargo es imposible. No eres mía, ni lo serás. Te veo atada, asida a los albos lirios, sangrando versos, suspirando y gimiendo, sola, presa de recuerdos que te hacen daño.

Y yo, con la espada de miel y fuego, lejano en mi cenobítica montaña, esperando una señal del universo que me inste a salvarte. Nómada de tus ojos, aislado anacoreta incapaz de entender lo que todo el mundo pretende decirme. Y si veo un mísero rayo de luz, un débil rescoldo que poder avivar para inflamar tu corazón con mi nombre, la cicatriz que se ha formado en tu alma me obliga a templar todos mis deseos. El fantasma de tu pasado y de mi presente me frena, apelando a los poderes primigenios, transformándome en un ciclópeo titán de obsidiana por la mortal gorgona que me abraza y reconforta.

El demonio cetrino me llama y abraza, donándome un cinéreo presente de nuevo en la cima del promontorio donde mi sagrado templo me espera. Yo recapacito y pienso que puedo ofrecerte mucho más, pero tú le entregas tus labios, él calma sus deseos, yo sufro en la agonía del silencio y tu herida no se cura...


"Si algún día vuelve Dios,
sin pensar le rogaría,
un milagro para los dos,
que nos cure esta herida.
Si algún día vuelve Dios,
en ti yo me perdería."
(Skizoo, "Algún Día")

Discurso

Hoy haciendo un gran esfuerzo, dado el emotivo momento en el que nos encontramos, dejaré de ser yo por unos instantes. Aunque más bien seré ese yo que apenas conocemos, ese Ricardo serio y entregado, seguro de sí mismo y capaz de decir un texto sin encadenar decenas de chistes. Ese que todos somos, ese que todos esperamos.

¿Cómo empezar a describir todo lo que sentimos? ¿De qué manera puedo yo, en un humilde gesto, plasmar en este pequeño discurso todo aquello que nos pasa por la mente? Son momentos duros, momentos difíciles. Como cada vez que se termina una etapa, y muy señores míos, esta etapa, por mucho que nos cueste afrontarlo, ha acabado.

Después de cinco años, aquí nos vemos. Ya mayores y maduros. Con las ideas asentadas y el corazón mucho más fuerte. Un corazón que ahora se deshace en pequeños trozos para acompañar a todos aquellos que durante estos cinco años han formado parte de nuestra vida. Todos aquellos que nos han acompañado en este viaje, un viaje plagado de risas y de desengaños, de momentos buenos y momentos malos, de exámenes, de fiestas, de interminables horas entre clases y prácticas o viceversa, de sesiones de desahogo en la cafetería, en el pasillo, en mil y un bares…

Son momentos que nunca podremos olvidar. Y aunque peque un poco de extremista, son los momentos que siempre recordaremos. Por que aquí un servidor, aparte de aprender, ha vivido. En esta universidad, en este magnífico campus, se ha encontrado a sí mismo, a sí mismo y a todos aquellos que le han formado, no solo como profesional, sino como persona. Y no hablo sólo de los alumnos, sino también de los profesores, que merecen un muy sentido aplauso por su inagotable paciencia y por su perseverancia. Ellos nos han formado. Ellos nos han enseñado todo lo que sabemos...

Dicho esto, no olvidar a cada uno de mis compañeros. Aquí hemos tenido la suerte de encontrar a personas maravillosas y sería muy presuntuoso de mi parte afirmar que me llevo 56 amigos, porque no es así, todos lo sabemos. Sin embargo, cada uno sabe cual ha sido su rol en mi vida, más lejano o más cercano, más amigo o enemigo. Y me gustaría que tuvierais claro que más allá de todo lo pasado, sería imposible para mí olvidaros.

Sería imposible olvidaros porque me llevo muchísimos recuerdos conmigo. Cada una de las horas que hemos pasado juntos me ha hecho mejor persona. Me ha marcado en lo más íntimo. Ha dado forma a mi corazón y a mis sentimientos. Ha sido el mejor regalo que estos cinco años me han podido hacer.

Sería imposible olvidar esas fiestas hasta las tantas de la madrugada. Esas tardes de cervezas. Esas mañanas de tostadas. Las excursiones al centro para comernos esos molletes de jamón. Los congresos desfasados. La semana de Riviera Maya. Cada una de las excusas que hemos buscado para estar más cerca unos de otros, labrando este vínculo que ahora nos une, forjado con el metal con el que se hacen los sueños, con lo que están hechas las esperanzas. Cada vez que recuerdo esos momentos, me aterra más lo que estamos viviendo. Esta horrenda despedida.

Porque, sí lo sé, seguiremos viéndonos, o al menos lo intentaremos. Pero no será lo mismo. Ahora solamente nos queda ser valientes. Afrontar esta despedida no como un adiós, sino como un hasta pronto.

Un hasta pronto, porque aunque nuestros caminos se bifurquen y estemos anegados en la incertidumbre de saber qué será de nuestras vidas, podemos estar seguros de en alguna parte, a dos metros o a centenares de kilómetros, alguien estará cuando lo necesitemos. Alguien dibujará una sonrisa cuando escuche palabras como cenote o mapache. Porque además de la banda de egresados y de la orla, llevamos una mochila cargada de recuerdos. Imborrables e imperecederos.

Y como me dijo aquél gran filósofo llamado Chiscovié “Habrá que disfrutar del momento y alegrarse de que nos dé pena terminar esta etapa, porque peor sería terminarla impasible. Tú me entiendes, sería una pena no darme pena!”

Sería una pena despedirnos con una lágrima, sería una pena no darnos cuenta de que aún estando lejos, estamos cerca. Sería una pena no poder cerrar esta etapa y vivir en el pasado. Sería una pena no abrir nuestras manos y abrazar el futuro que nos espera.

Y no quisiera despedirme sin antes pediros un favor. Aunque no os pueda pedir que no lloréis, porque no todas las lágrimas son amargas, lo que si puedo pediros es que, al menos, a la vez que nos despedimos, una sonrisa aflore en vuestra boca. Una sonrisa que espero sea la firma de estos cinco años.

Muchas gracias.

miércoles, 8 de junio de 2011

El graduado

Y en menos de 3 horas empieza mi graduación. Uno de los días más importantes de mi vida. En breves colgaré un estracto de mi discurso. Ojalá salga todo bien.