al tedio malsano
que me hace preguntarme
quién soy y qué quiero.
Porque aguanto estoicamente
un presente que no deseo,
que me hace dudar de mí mismo,
de mi pasado y mi presente.
Ebrio de esos sentimientos
que me atacan solamente
cuando estoy sobrio.
Me paro y pienso.
Inerte, inerme,
mientras pasan los años…
Sigo mi rutina, ausente,
como guiado por un lazarillo ciego,
una especie de suerte tuerta,
que por mor del destino
siempre elige el mal camino.
Una estrella perdida,
que brilla y se apaga,
como las demás,
pero tan a menudo
que no existe…
A veces pienso
que no tengo destino,
ni dirección, ni sentido.
Que mis pasos son ciegos,
perdidos irremediablemente,
en un mar donde todos nadan,
donde todos huyen a ningún lugar,
pero no se preocupan,
y yo, mientras tanto,
miro una brújula errónea…
A veces siento
como muero poco a poco,
de cansancio,
de aburrimiento,
de inanición mental…
Es difícil ser un autómata
si no haces más que buscar
una salida de ti mismo.
A veces sucumbo al tedio malsano
que me hace preguntarme
qué soy
y qué quiero…