miércoles, 5 de mayo de 2010

Ruido


Lo odio. Lo odio sin más. Esas dos palabras, grandes abrigos para gente pequeña. Pero es la verdad. Lo odio con toda mi alma.

No consigo aceptarlo... seré que soy una persona... digamos de esas especiales. Extremófilas (palabra que hoy cobra para mí un gran sentido). Mi extremo es el silencio. Vivir en silencio me produce una sensación tan plancentera, que sólo es comparada con la melancolía que me recorre cuando escucho un violín o pienso en la niebla de Londres...

Sentirme inundado por esa atra bilis... es una libertad enorme... una sensación maravillosa.

Silencio para poder escuchar mis propios pensamientos. Para sentir como mi corazón late. Para oír lo que me dice. Sin embargo, todo es ruido a mi alrededor... sólo ruido, música a todo volumen, palabrería sinsentido, la televisión, la radio, los coches, las motos, los gritos, las ambulancias... ruido desagradable... la sinfonía maldita de la ciudad endiablada....

Sólo quiero escuchar nada... como mucho.... como mucho el piar de los pájaros... algo que someta mi caos mental a una paz... en la que zozobre todo... y que poco a poco, gramo a gramo... todo se coloque en su sitio... con tranquilidad... sin hacer ruido...

No hay comentarios:

Publicar un comentario