miércoles, 14 de noviembre de 2012

Vorágine

Era aquella pequeña luz. Aquel brillo el que hacía que me sintiera vivo. El que con su candor abrigaba, despertando todo aquello que ya había olvidado.

Y corrí. Desenfrenado. Hacia la luz, huyendo de toda penumbra. Pensando que en aquel amanecer estaría seguro, ya que en la soledad de la noche temía todo cuanto me rodeaba. Y la perseguí. Aquella luz, aquella mariposa de fuego. Y la seguí. Y me transformé en halcón y volé en pos de ella. Y cuando ella se hizo ciervo y se marchó galopando, yo me convertí en lobo y seguí corriendo. Y ella se convirtió en puro fuego, mi elemento, pero entonces todo estuvo perdido...

Me desbordé. Me hice agua y todo manó desde mi corazón. Y nació un piélago maldito. Un profundo mar azul que arrastra a todos aquellos que se acercan. Agitado y pendenciero, pero con el reflejo del sol en sus mansas aguas, ofreciendo tranquilidad para que todo fluya.

No. Es demasiado para mi. Aunque deba ser fuerte. Aunque sea valiente, como tú intentas hacerme creer. Como los dos queréis convencerme. Todo este mar pesa sobre mis hombros, y yo, como Atlas, condenado a esta penitencia, sosteniendo la cúpula de este mar embravecido, donde todo se hunde.

Tengo sed. Sed de risas, sed de besos. Sed de aquello que ya no tengo. Y hambre, pero solo es hambre de ti. Tú. Siempre eres tú. Quisiera condenarme a la perdición probando de la miel envenenada de tus labios. Pero no. Tú también eres parte de esta carga.

Nunca sabré como llegué a esto. Como me vi aquí, en mitad del campo de batalla. Sumido en la vorágine, dentro del océano, con un solitario escudo, sosteniendo la bandera que todos han estado buscando. Y las saetas se clavan en mi pecho, porque el escudo se ha quebrado. Como yo, que sin palabras, sin voz, ya no sé que hacer. Cómo escapar. Como afrontar todo esto...

Una vieja amiga, una bruja, me incita a cumplir con la sensatez. Más allá de la cobardía que yo mismo veo. ¿Sensatez? ¿Qué es sensato en todo esto? No hay nada claro, todo es incoherente, sin sentido, inconexo, como estas palabras. Todo fluye y corre y vuela. Y maldice y flagela. Y hiere...

La luz. El fuego. La mariposa. El lobo. El mar. Tú. Yo. El escudo. Mis palabras. Tus recuerdos. El futuro. El pasado. El presente. La maldición. La penitencia. Los deseos. Los sentimientos. Las palabras. Los actos. La verdad. Las mentiras. La vorágine...

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