martes, 11 de diciembre de 2012

Ruinas

El amanecer traía consigo aquella lluvia tan ansiada...

Las gotas, dulces como la miel, caían sobre su rostro que miraba con amargura los restos de aquella batalla. Una a una, conseguían borrar todo rastro del dolor, de la aflicción, de la miseria. Calando en su alma. Acariciando sus recuerdos.

Allí. En mitad de las ruinas de un corazón destrozado. Aquella pequeña rosa que un día tuvo en la mano, esperando por ser entregada. Aquella flor que había prendido de nuevo en su sonrisa tras largo tiempo, crecía ahora dando forma a un descomunal cerezo. Magnánimas, las hojas danzaban al son del viento y, misericordiosos, los pétalos desprendidos se reunían en sus mejillas, acariciando cada lágrima que brotaba de sus ojos, y que descendían hasta bañar el roto escudo que aún se empeñaba en asir.

De nada servían ya esas caricias, esos abrazos. No hay razones. Ni motivos. Esos besos no merecían ya la pena. Ahora sólo quedaban ruinas. Levantadas por las raíces cada día más profundas de ese árbol maldito, que encerraba en su belleza, en su inocencia, todo el dolor y la tristeza, todo el mal que había destruido la maravillosa construcción.

Y tu sonrisa, nunca para mi, se me clava en el corazón como esas raíces en mitad de las ruinas. Está enraizado, aquí, en mi interior, este amor, esta pena, esta desdicha. Impidiéndome avanzar, seguir en mi camino, lo único que deseo. Incluso más que tú y tus labios, mi deseo, tu veneno, mi pecado, tu miel...

Y si hubiera contado con tus ojos, habría habido una razón por la que mirar. Y si tus labios hubieran sido míos, un motivo por el que besar. Si me hubieras querido, una razón por la que luchar...

Es más fácil enfrentar lo que viene a aceptar lo que ha pasado. Mirar hacia el futuro que hacia el pasado, pero cuando estoy contigo siempre es ahora. Ahora, que nuestro tiempo se ha acabado. Ahora, que el diablo ha comprado mi alma y se quema en el infierno con todos los versos. Que se diluye en el mar con todos los pensamientos. Que se aleja, volando, con todos los sentimientos. Sólo queda reunir los trozos que perduran, esparcidos en las ruinas, e intentar reconstruirlo todo.

Y en mitad del jardín. Del templo. De mi corazón. Aquella flor. El cerezo. La lluvia. Los motivos. Las raíces. El futuro... Pero ahora... tan sólo hay ruinas...

1 comentario:

  1. Creo que con esta imagen expreso muy bien mi opinión, siempre con humor.
    http://welele.es/image/15466710545

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