Así me encuentro. Mirándome en el espejo y viendo como el tiempo produces sus estragos en mi pelo, en mi piel, cada día más gris, cada día más dura. Preguntándome cuando ha de llegar el momento, cuando será el momento de empezar a sentir todo aquello que las canciones y los poetas prometen.

Lo único que puedo aceptar son tus besos envenenados, como rosas cargadas de ira, colocadas tranquilamente en el borde de un precipicio que amenaza con devorarnos. Reunir todas mis palabras y esparcirlas en el fuego eterno de la condena en la que ahora me encuentro. Poco a poco conseguiré escalar y encontrar la luz. Y de ese modo recuperaré todo el tiempo que he perdido y toda la vida que me has quitado.